Yunnan
Según dicen, el aire de Yunnan huele a té rojo.
Producido en las montañas del sur, la variada geografía de esta provincia, situada al suroeste chino limitando con el Tibet.
Pronto llegó a convertirse en una región importante dentro del imperio por su buena situación para el comercio con Birmania e India, así como con los fronterizos Laos y Vietnam. Pero fue su té rojo (pu’er) el que le dio fama.
Con el tiempo también se hanido creando los espejos de agua que son las terrazas de arroz de la prefectura de Honghe, colindante de Pu’er. Inundado entre noviembre y marzo, y tallada manualmente en las laderas de la montaña durante un milenio por la etnia hani. Cuando luce el sol, brilla sobre el agua. De abril a septiembre, habrá arrozales por todo el campo. A finales de septiembre y principios de octubre, los campos están en plena madurez y de color amarillo.
Hay cuatro lugares principales en la región. Están el Árbol Duoyi, Bada, Boca del Tigre y el pueblo de Jingkou.
Se recomienda ver el amanecer en el Árbol Duoyi y la puesta del sol en la Boca del Tigre. Hay a menudo un mar de nubes en Bada. El pueblo de Jingkou es una localidad hani bien conservada, donde los turistas pueden experimentar la cultura local. Hay también otras muchas terrazas que merece la pena visitar y no exigen entrada, como Longshuba y el pueblo de Habo.
(Declarado Patrimonio de la Humanidad en 2013)
No menos impresionante es el laberinto del Shilin, como se denomina al bosque de piedra caliza creado de rocas erosionadas como pináculos que dejan estrechos pasos entre sí y, en ocasiones, son invadidos por el agua. Las altas rocas parecen surgir del suelo como si fueran estalagmitas y muchas parecen árboles petrificados que en conjunto crean la ilusión de un bosque hecho de piedra.
(Declarado Patrimonio de la Humanidad como parte del Karst de China meridional en 2007)
Entre las montañas discurría el camino de la Ruta de la Seda del sur. El mismo trazado por donde posteriormente se tendió la línea de ferrocarril que uniera Kunming con Vietnam.
La ciudad de Tuanshan, una pieza de la historia de la dinastía Ming, se encuentra allí. Una ciudad llena de mansiones de linajes antiguos y jardines zen. Aunque el auténtico museo de las antiguas casas de comerciantes es la vecina ciudad de Jianshui. Durante mil años ha vivido tras su muralla, sólo franqueable por la puerta de la torre que mira al sol, ya que las otras tres cayeron con el paso del tiempo. El templo de Confucio, también en Jianshui, es una de las grandes maravillas de la ciudad.
El color se apodera del paisaje cuando se alcanzan las montañas de Dongchuan al noroeste de Kunming: una manto de tierras rojizas que varían su intensidad cromática bajo los rayos del sol. Cerca del Tibet, sobre una meseta, donde se encuentra el lago Er Hai, se halla la ciudad de Dali (antiguo reino de Bali). Más al norte, Lijiang presume de ser la Venecia asiática. La ciudad tiene una historia de más de 800 años y es famosa por su ordenado sistema de canales y puentes. Fue capital del principado de Mexiezhao. es diferente a otras ciudades chinas en lo que se refiere a la arquitectura, historia y cultura que aquí están íntimamente ligadas a la tradición de los Naxi, que siguen manteniendo sus costumbres ancestrales (descendientes de los nómadas de las llanuras tibetanas).
(Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997)
Producido en las montañas del sur, la variada geografía de esta provincia, situada al suroeste chino limitando con el Tibet.
Pronto llegó a convertirse en una región importante dentro del imperio por su buena situación para el comercio con Birmania e India, así como con los fronterizos Laos y Vietnam. Pero fue su té rojo (pu’er) el que le dio fama.
Con el tiempo también se hanido creando los espejos de agua que son las terrazas de arroz de la prefectura de Honghe, colindante de Pu’er. Inundado entre noviembre y marzo, y tallada manualmente en las laderas de la montaña durante un milenio por la etnia hani. Cuando luce el sol, brilla sobre el agua. De abril a septiembre, habrá arrozales por todo el campo. A finales de septiembre y principios de octubre, los campos están en plena madurez y de color amarillo.
Hay cuatro lugares principales en la región. Están el Árbol Duoyi, Bada, Boca del Tigre y el pueblo de Jingkou.
Se recomienda ver el amanecer en el Árbol Duoyi y la puesta del sol en la Boca del Tigre. Hay a menudo un mar de nubes en Bada. El pueblo de Jingkou es una localidad hani bien conservada, donde los turistas pueden experimentar la cultura local. Hay también otras muchas terrazas que merece la pena visitar y no exigen entrada, como Longshuba y el pueblo de Habo.
(Declarado Patrimonio de la Humanidad en 2013)
No menos impresionante es el laberinto del Shilin, como se denomina al bosque de piedra caliza creado de rocas erosionadas como pináculos que dejan estrechos pasos entre sí y, en ocasiones, son invadidos por el agua. Las altas rocas parecen surgir del suelo como si fueran estalagmitas y muchas parecen árboles petrificados que en conjunto crean la ilusión de un bosque hecho de piedra.
(Declarado Patrimonio de la Humanidad como parte del Karst de China meridional en 2007)
Entre las montañas discurría el camino de la Ruta de la Seda del sur. El mismo trazado por donde posteriormente se tendió la línea de ferrocarril que uniera Kunming con Vietnam.
La ciudad de Tuanshan, una pieza de la historia de la dinastía Ming, se encuentra allí. Una ciudad llena de mansiones de linajes antiguos y jardines zen. Aunque el auténtico museo de las antiguas casas de comerciantes es la vecina ciudad de Jianshui. Durante mil años ha vivido tras su muralla, sólo franqueable por la puerta de la torre que mira al sol, ya que las otras tres cayeron con el paso del tiempo. El templo de Confucio, también en Jianshui, es una de las grandes maravillas de la ciudad.
El color se apodera del paisaje cuando se alcanzan las montañas de Dongchuan al noroeste de Kunming: una manto de tierras rojizas que varían su intensidad cromática bajo los rayos del sol. Cerca del Tibet, sobre una meseta, donde se encuentra el lago Er Hai, se halla la ciudad de Dali (antiguo reino de Bali). Más al norte, Lijiang presume de ser la Venecia asiática. La ciudad tiene una historia de más de 800 años y es famosa por su ordenado sistema de canales y puentes. Fue capital del principado de Mexiezhao. es diferente a otras ciudades chinas en lo que se refiere a la arquitectura, historia y cultura que aquí están íntimamente ligadas a la tradición de los Naxi, que siguen manteniendo sus costumbres ancestrales (descendientes de los nómadas de las llanuras tibetanas).
(Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997)
De
camino al Tíbet, se encuentra la montaña del Dragón de Jade, las
puertas del mítico Shangri-La. Es la montaña sagrada de los naxi y el
epicentro de un macizo montañoso de 13 cumbres.
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